Viaje a Costa Rica Foto © Roberto Alcaraz

7 consejos prácticos para la fotografía de viajes

Antes de comenzar a escribir como un poseso, veo conveniente enmarcar qué es lo que se espera de un viaje y qué es lo que esperamos del acto de tomar fotos.

Presumo que concebimos un viaje como algo más que un desplazamiento entre un lugar y otro. Espero que lo entendáis como una experiencia, como una oportunidad de disfrutar, de sentirnos vivos y de aprender. Nos desplazamos para ver “como ven” en otros lugares e intentar sentir aquello que sienten en otros lugares. Desde este punto de vista, un viaje es una excelente opción para aprender de una forma totalmente distinta: en primera persona.

Artículo de Roberto Alcaraz, responsable de formación en Casanavoa Foto.

Si pienso en los 30 años que llevo tomando fotos e intento extraer qué es lo más importante que me ha aportado esta afición, no es muy distinto a lo que he obtenido de los, siempre insuficientes, viajes que he hecho. Fotografiar ha cambiado para siempre mi forma de VER el mundo, me ha permitido estudiar materias que en la escuela no despertaron mi interés y ello ha supuesto una fuente inagotable de disfrute y aprendizaje.

Foto © Roberto Alcaraz

Así que puedo decir que viajo por los mismos motivos por los que fotografío: aprender y disfrutar.

Por tanto, teniendo en cuenta que ninguna de las dos actividades debe eclipsar a la otra, ya tenemos servidos los dos primeros consejos:

Mejores consejos para la fotografía de viajes

1 – No fotografíes de forma compulsiva

Hay muchos fotógrafos viajeros, o viceversa, que nunca dejan de sorprenderme. Son, en especial, aquellos que utilizan la cámara como si de una ametralladora se tratase. En un acto que roza lo patológico, pierden el control sobre su dedo índice, quedando este totalmente agarrotado pulsando el disparador de la cámara hasta llegar al punto de combustión de su tarjeta de memoria. Me cuesta entender que alguien encuentre placer en tal comportamiento y me cuesta creer que alguien pueda aprender con esta práctica.

Foto © Roberto Alcaraz

Estoy de acuerdo en que hay fotos que no se podrían conseguir sin una ráfaga: personas en movimiento, actividades deportivas, ciertas situaciones de fauna… Aunque antes de disparar debemos mirar, evaluar y decidir. En base a esto podremos aprender de nuestros errores. En cambio, 1000 fotos con un mismo error, son 1000 fotos prescindibles. No hay que olvidar que nuestro objetivo al mirar por el visor es conseguir una imagen con cierto grado de belleza.

Estamos acostumbrados a ver la realidad en movimiento. La fotografía nos plantea la dificultad de congelar en una décima de segundo la realidad y hacerlo de forma agradable, tratando de trasladar una emoción o rememorar un momento. Si además, con eso, conseguimos contar una historia, podremos estar orgullosos.

Si queremos aprender o mejorar nuestras fotografías, lo mejor que podemos hacer es ser conscientes de lo que está ocurriendo ante nosotros, seleccionar nuestro momento. No esperar que la suerte o la estadística suplan nuestra falta de atención.

2 – Haz viajes que te permitan tomarte tu tiempo

En última instancia, la fotografía es un acto individual, no necesitamos un equipo de técnicos para tomar una foto, así que conviene, en ocasiones, tomar cierta distancia del grupo.

Imaginemos que paseamos por la calle principal de nuestro pueblo y un grupo de viajeros nigerianos armados hasta los dientes con cámaras fotográficas se acercan a nosotros y llenan sus tarjetas de memoria con copias de nuestro pávido rostro. Estaremos de acuerdo en que no sería una situación agradable. En cambio, si solo se acercase un viajero tendría muchas más opciones de obtener una buena foto de, ahora sí, nuestro impávido rostro.

Foto © Roberto Alcaraz

Debemos encontrar nuestro propio punto de vista ante el tema y, normalmente, ello implica cierto aislamiento del grupo, no es necesario que nos tachen de antisociales, pero sí deberíamos ser capaces de encontrar nuestro espacio. Sin esa pequeña “burbuja de aislamiento” es difícil encontrar la concentración necesaria para disfrutar haciendo fotos.

3 – Da igual si haces muchas o pocas fotos, pero hazlas al máximo de calidad

A estas alturas del partido ya he aprendido que lo que para algunos es barato, para otros es caro y lo que significa mucho para unos es poco para otros, por tanto, toma tantas fotos como te plazca.

Mi consejo es que el número de fotos que tomes no debe interponerse en el disfrute del viaje. El único compromiso que tienes con tus fotos es contigo mismo, así es que nadie mejor que tú para ser indulgente.

Foto © Roberto Alcaraz

Toma cuantas quieras y sigue conectado a la experiencia que estás viviendo. Ahora bien, configura tu cámara para que quepan las mínimas en cada tarjeta, es decir, que sean tan grandes como permita tu equipo. Es muy desagradable revisar tus fotos a la vuelta, encontrar una que es digna de ocupar la pared de tu salón y descubrir que, debido al ridículo tamaño que elegiste al configurar la cámara con el fin de ahorrar espacio en la tarjeta, apenas te da para imprimir un triste sello de correos.

Desengáñate, las tarjetas de memoria son baratas y duran más que las cámaras. Una foto en alta resolución no solo te va a permitir una copia de gran tamaño, también podrás recortar y reencuadrar después aquello que te interese de la imagen y teniendo en cuenta que ya van a por las teles 6k, en un futuro, cuando quieras recordar tu viaje, aún tendrás fotos suficientemente grandes como para verlas en varios dispositivos.

Foto © Roberto Alcaraz

4 – En lo referente al equipo: menos es más

Sí, ya sé que trabajo en un comercio especializado en la venta de equipos fotográficos, pero de eso se trata, de aconsejar a cada persona en base a nuestra experiencia, no en base a nuestra facturación. Por tanto, planifica tu viaje y reduce tu equipo tanto como sea posible. No es buena idea cargar con una mochila de 10 kilos para emprender la ascensión del Emi Koussi o para pasar desapercibido en un mercado de Phon Penh.

En alguna ocasión he cometido ese error de ir sobre equipado y se traduce en hacer menos fotos. Al cabo de unas horas el agotamiento es tan grande que ya no quieres hacer fotos y al final, si las haces, acabas haciéndolas casi todas con el objetivo que llevas puesto, olvidando en la mochila el resto del equipo.
En la actualidad hay equipos pequeños que son idóneos para la fotografía de viajes. Por otro lado, llevar menos equipo nos forzará a una observación más activa, pues las limitaciones que nos plantee la falta de varios objetivos las tendremos que suplir acercándonos más o buscando otros puntos de vista.

Foto © Roberto Alcaraz

Si hay algo que debas llevar de más, son baterías y tarjetas de memoria. Recuerdo un trekking por Nepal en el que a partir de un punto no había red eléctrica y lo pasé realmente mal dosificando las fotos.
Los viajeros expertos suelen llevar dos cámaras que puedan compartir los mismos objetivos o bien que una de ellas sea una compacta pequeña y de calidad, en el caso de que una falle, siempre tendrás la otra.
Para lograr una buena, magnífica o extraordinaria fotografía solo se necesita una cámara y un objetivo y cualquiera de las cámaras que se venden hoy día ofrece una calidad suficiente como para publicar una doble página en National Geographic.

Foto © Roberto Alcaraz

5 – Mira lo que tienes delante y un poco más lejos

Recuerdo la primera vez que hice una sesión de desnudo. Yo ya tenía práctica con la cámara, era como una extensión de mi mano, y ya tenía algo de experiencia con la iluminación. Sabía con claridad las fotos que quería hacer y qué cosas le diría a la modelo para conseguirlo. Hasta que ella se desnudó…

Durante toda la sesión fui incapaz de ver nada que no fuese su voluptuosa anatomía, me limité a disparar en plan compulsivo mientras balbuceaba instrucciones ininteligibles manteniéndome agachado para disimular mi evidente atracción hacia ella. Pero al final, las fotos de desnudo, son volúmenes de sombras y luces, enfoques selectivos, encuadres novedosos… desgraciadamente eso lo descubrí cuando revelé los negativos.

Tenía una gran colección de fotos malas, desenfocadas y mal iluminadas, que documentaban, con mal gusto y peor ejecución, la juvenil anatomía de la que entonces era la chica de mis sueños.

Esto suele pasar en los viajes. Los colores, el bullicio, la novedad, los olores, los ruidos … Son factores que nos abducen, nublando esa preciada capacidad de discriminar, observar, elegir y analizar antes de tomar la decisión de disparar con la cámara.

Foto © Roberto Alcaraz

No hay que olvidar nunca que una foto se basa en encuadrar, enfocar, resolver la exposición, el balance de blancos… Mientras la persona que te nubla el sentido se desnuda ante ti.

En relación con lo dicho, una vez estamos en el lugar, por poner un ejemplo, ante la torre de Pisa, debemos mirar también detrás, o a los lados, quizá la foto se esconda ahí.

6 – Analiza la luz

A nivel profesional, los fotógrafos de viajes suelen tener una férrea planificación en la que se detalla a qué hora hay que tomar la foto de cada enclave. Esto es por la luz. Como norma general, las mejores horas para la fotografía de paisaje son aquellas en las que el sol está justo por debajo o justo por encima de la línea del horizonte (si es el amanecer será la hora dorada y si es el atardecer se la conoce como la hora azul) en el resto de horas podemos hacer retratos, interiores, etc.

Foto © Roberto Alcaraz

Cuando nosotros viajamos, no siempre tenemos la opción de elegir la hora óptima para cada enclave, y llegamos a los sitios al mediodía, o simplemente podemos tener mala suerte con la meteorología.
En mi experiencia personal, me ha solucionado bastantes problemas incluir en mi equipo un filtro polarizador y un filtro degradado. Con el primero puedo aumentar la saturación de los colores y controlar los reflejos de la luz sobre el agua y la mayoría de objetos, y con los degradados puedo compensar la diferencia de iluminación entre el cielo y la tierra. En una situación de alto contraste, el cielo suele estar mucho más iluminado que el suelo, por lo que si elijo tener detalle en el cielo, no lo tendré en el suelo y viceversa. Un filtro degradado me va a permitir oscurecer el cielo sin afectar al suelo, facilitando obtener detalle en toda la imagen con una sola foto.

7 – Busca la nitidez y la simplicidad

En composición fotográfica hay miles de normas y consejos: la norma de los tercios, la proporción áurea, la composición basada en diagonales, en aspas, buscando triángulos…
Desde muy joven aprendí que menos es más, e intento hacer composiciones con muy pocos elementos para facilitar la lectura de la imagen, es un trabajo de síntesis, de eliminar del encuadre elementos innecesarios que no aportan nada.

Foto © Roberto Alcaraz

Una vez tengáis un encuadre que os guste poned toda la atención en el enfoque. De todos los modos de enfoque que ofrecen las cámaras, yo os aconsejo el más sencillo: elegir AF-S o ONE SHOT (en el caso de Canon) y fijar el punto de enfoque en el centro de la pantalla o visor. Mientras mantengáis pulsado el disparador hasta la mitad, la cámara bloquea el enfoque en el centro del encuadre, de forma que podéis “colocar” el elemento enfocado en la zona que deseéis con un leve movimiento de la cámara.

Otro motivo por el que obtenemos fotos poco nítidas, es por la velocidad de obturación, si es demasiado baja fotografiaremos nuestro movimiento y la foto quedará “borrosa”. Para controlar este parámetro podéis girar el dial principal de la cámara al modo S, o TV si se trata de una Canon, y elegir un valor rápido para garantizar la nitidez de la imagen.

Foto © Roberto Alcaraz

Si la luz es escasa, la cámara se “quejará”, pero tranquilos, es sencillo satisfacerla, solo tendréis que aumentar la ISO para conseguir la velocidad deseada. Fácil ¿no?

Espero que estos consejos os hayan resultado útiles y que consigáis unas estupendas fotos, dignas de ganar el concurso de Viajes Tuareg.

Viajes Tuareg

En 1982 se abrió una pequeña agencia de viajes, en el barcelonés barrio de Gracia, con el nombre de Tuareg. Actualmente Viatges Tuareg es un equipo de 15 profesionales dedicados a la organización de viajes y a la innovación en el terreno de las rutas turísticas. Aquellas primeras rutas por el desierto del Sáhara se han convertido en una programación consolidada de casi 200 alternativas de viaje por todos los continentes. MÁS INFORMACIÓN

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