Partimos de la capital del estado de Amazonas, Manaos, y remontamos el río Negro hacia el área comprendida entre los ríos Cueiras y Apuaú. Es en estos afluentes es donde realmente tendremos una experiencia de “selva” íntima y completa, difícil de conseguir en el inmenso Amazonas que transcurre más abajo, siempre con un mayor tráfico de embarcaciones y población.
En nuestra expedición viajaremos con el guía Enric Marsà, que que ha vivido en la zona durante más de 20 años y es un gran conocedor del terreno.
A continuación te damos algunas de las claves de este viaje a Brasil único que empieza en Manaus.
Camarotes con aire acondicionado, cocina excelente, canoas auxiliares, y una tripulación (local) inigualable. El mejor medio de transporte en el viaje por el río Negro.
Río arriba, pararemos en varias comunidades indígenas. El viajero podrá observar la diferencia entre aquellas en las que existe la presencia de ONG’s.
Es noche cerrada y la canoa no levanta más de cuatro dedos sobre el nivel del agua. El cazador nos señala dos puntos rojos que brillan en la orilla. En un prodigio de equilibrio tira el lazo y en un instante tenemos un jacaré atado junto a la canoa. ¡Adrenalina en estado puro!
En el año 90 Mario “Mucuim” era el encargado de una Fazenda en el Río Negro. La Fazenda fue abandonada y colonizada de nuevo por la selva. Años después iremos a su encuentro para que nos acompañe a la Cachoeira en la que tomamos aquellos deliciosos baños.
El Amazonas es la gran vía de comunicación: Inmenso e inabarcable. Al dejar el cauce principal, en los afluentes y canales encontramos la selva que imaginamos.
Fondeamos el barco en un remanso del río Apuaú, que será nuestro “campo base” durante tres jornadas. Por la noche, los que deseen, podrán dejar la seguridad del camarote y acampar en la selva: Sonidos, olores, oscuridad… un auténtico cara a cara con la naturaleza.
El agua baja crea estupendas playas de arena blanca. Al subir el nivel del río (Cheia) aparecen paisajes increíbles como los Igapos (bosque inundado).
Con caña, red o con tridente y linterna por la noche. La cena sabe mejor si la hemos pescado nosotros. Y las pirañas hacen una sopa excelente.
Terminamos bañándonos. El guía nos explica que las pirañas son carroñeras y no representan ningún peligro. Confiamos en su experiencia (y el calor vence al miedo!)
Una familia de Novo Airao empezó a dar comida a los “botos” (delfines rosas) desde su casa flotante. Años después, estos fantásticos animales nos permiten nadar y jugar con ellos en el río.
Están allí, pero no es fácil verlos. La pared vegetal y la falta de puntos de observación dificulta la observación de los animales que oímos.
Biólogo especializado en el ecosistema del Amazonas y también reportero. Ha recorrido su curso desde el Pico da Neblina hasta su desembocadura.
Tienes más información del viaje remontando el río Amazonas en busca de la selva, de esta experiencia única en Brasil, en nuestra web.
El próximo día 8 de junio realizaremos una charla explicativa del viaje en nuestras oficinas. ¡Te esperamos!
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