“Lo importante es acabar lo más cuerdo posible para, en cada etapa,
tener suficiente oxígeno en la cabeza para poder transmitir desde allí algunas
sensaciones y vivencias”.
Pere Mongay alterna su actividad profesional como programador de viajes en Viatges Tuareg con su entusiasmo por las actividades al aire libre. Experimenta la necesidad de recorrer las montañas, ya sea a pie en verano o calzando esquís en invierno. Ha participado en distintas competiciones de disciplinas tan diversas como los raids de orientación, el esquí de travesía o las carreras de montaña. Ahora se dispone a participar por primera vez en una de las carreras de larga distancia más duras del mundo, el Marathon des Sables. En la conversación, transmite pasión por su trabajo y por los deportes al aire libre.
Todo empezó en plena temporada alta, nuestro verano, durante una comida en que hablábamos de un correo que nos había llegado de una empresa extranjera pionera en nuestro sector, cuyos trabajadores participaban en el maratón del desierto. Nos pareció impactante leer en el boletín informativo que un 10% de la empresa participaba en la carrera. El 10% eran cinco personas, porque su plantilla es de 50, y pensamos: “¿Por qué no hacemos lo mismo?”. Proporcionalmente, el 10% de nuestra empresa viene a ser 1,5… Así que al final decidimos enviar a una persona, en este caso yo.
No sólo se trataba de inspirarse en la idea de esta empresa pionera, sino sobre todo del impacto que producía ver en un newsletter que trabajadores del mundo del turismo y los viajes también podían participar en una prueba competitiva de élite como el Marathon des Sables y que a partir de ello podíamos percibirlos no sólo como expertos vendedores, sino como expertos deportistas-vendedores, con lo cual, en un viaje que incluya actividad… ¿Quién te puede asesorar mejor que una persona que haya hecho los Sables?
Yo creo que soy bastante popular, por decirlo así, en el sentido de que, habiendo llegado a los 40, he hecho tres maratones y unas cuantas medias maratones, por lo que se refiere a la disciplina de correr, aunque la verdad es que a mí se me da mejor el esquí de montaña, que he practicado toda la vida, la bicicleta de montaña y… en general, he abarcado mucho y profundizado poco, pero soy un amante de cualquier disciplina que se desarrolle en el exterior, donde mejor me lo paso.
En realidad, en desierto la única experiencia que tengo es que trabajo en este sector y he vivido un poco el desierto. En mi época hice mis viajes por Libia, Argelia, Túnez, Marruecos… Todo el norte África, aunque allí no hice ningún maratón ni me puse a correr, pero sé que hay grandes oscilaciones de temperatura, sé que, por ejemplo, la arena del desierto el primer día te irrita por todas partes y al final, el segundo o tercer día, la acabas adoptando como una parte más de tu cuerpo, aprendes a hablar con la arena entre los dientes. Nada especial, pero al menos sé que con la arena, no corriendo pero sí al menos andando, pasa como con la nieve, que si la zona es húmeda está más dura y si está al sol se hunde más el pie. Andar por la arena también tiene sus lecturas, no sé hasta qué punto esto me puede ayudar, pero bueno, alguna cosa ya es, algo es algo.
Sí, de haber tocado un poco el desierto.
Sabiendo muy bien la teoría y aplicando en la práctica lo que puedo. Me explico: la teoría la tengo muy clara, hay que entrenar muchísimo, pero lo que pasa es que la vida familiar, laboral y todo eso… Hago lo que puedo. Intento salir al menos tres veces por semana, intento acumular un mínimo de 60 o 70 kilómetros, y además intento correr con mochila, con peso, acostumbrarme a cargar equipo en la espalda.
No tengo tiempo para ir a correr por la arena, pero lo que sí que hago es no correr por asfalto, siempre intento buscar lugares que no sean uniformes e intento adaptar el pie y hacer callo, porque básicamente lo que hay que hacer es callo.
El equipo se reduce a las mochilas y, una vez allí, hay una insolación muy fuerte, con lo cual hay que ir muy protegido con cremas y con una gorra con “siroquera”. A mi me sabe mal, pero me da vergüenza (risas) ir por aquí entrenando con “siroquera”, bidones delanteros y el ventral de la mochila. Voy con la mochila, lo que ya produce su resultado, que es amortiguar el peso con todo el cuerpo y acostumbrarte un poco a hacer callo también en la espalda. En lo básico también es específico llevar un calzado que no sea nuevo, que lo tengas muy trabajado, y la verdad es que, gracias a Dios, correr es tan sencillo que con una camiseta y unos pantalones ya tiras millas.
Con las piedras no sabía exactamente el peso que llevaba y como tenía depósitos de agua de ocho litros… De manera que poniendo la mitad del depósito lleno de agua, sabía que al menos cargaba cuatro kilos en la espalda, que eran cuatro litros, con la pequeña particularidad de que los depósitos son muy grandes y claro, el agua en sí ya se mueve, pero si el depósito va medio vacío, te lo pones a la espalda, vas corriendo y vas oscilando de un lado a otro. Fatal (risas). Al final me di cuenta de que los sacos de arena son lo más estable, no te destrozan la espalda, no te destrozan la mochila y te permiten ir seleccionando, puedes cargar cinco, seis, siete, dos, cuatro, e incluso, en un momento dado, a media subida o a medio entrenamiento, coger un par y tirarlos a la montaña, con lo que no ensucias, vuelves a casa con la bolsa de plástico y ya está.
Como objetivo pienso que hay que ir a acabarlo. Si tenemos en cuenta el nivel de exigencia, pienso que si nos planteamos acabarlo ya es mucho. Quiero decir que no sé si iré andando todo el día, no sé si correré y andaré… Supongo que haré un mix, pero no me puedo plantear posiciones porque hay gente preparadísima, hay participantes semiprofesionales y hay gente que, de hecho, es profesional, yo no me lo puedo plantear… Así pues, dadas las condiciones, pienso que acabar ya es una gran satisfacción, acabar lo menos tocado posible. (Risas)
A ver, entero… Difícilmente la gente acaba entera, todo el mundo acaba machacado de pies, de llagas, de infecciones y todo eso. Lo importante es acabar lo más cuerdo posible para, en cada etapa, tener suficiente oxígeno en la cabeza para poder transmitir desde allí algunas sensaciones y algunas vivencias. Transmitirlo y compartirlo con todos. A ver, en este caso hemos personalizado esta aventura en mí y seré yo quien la llevará a la espalda, quien la sudará, pero se trata de un proyecto corporativo y, por lo tanto, tengo que compartir todo lo que pueda, transmitirlo y, al mismo tiempo, que todo el mundo se vuelque también en esto.
Sí, a raíz de aquella comida del verano pasado en que vimos aquel boletín informativo y concebimos esta idea, esta chispa o este gancho de la partición en el Marathon des Sables, surgió también ACTIVE! …Definimos ACTIVE como aquellos viajes en los que tan importante es el destino como la actividad deportiva que se realiza: rutas caminando, en bicicleta, en kayak o en esquís. El transporte motorizado pasa a un segundo plano y el motor principal somos nosotros con nuestra voluntad y esfuerzo
Estoy en el área de programación y operaciones. Yo me ocupo del sudeste asiático y de los programas de trekking y senderismo.
El primer objetivo sería transmitir la misma sensación que experimentamos nosotros en aquel primer momento en que tuvimos la idea. Que alguien lea este blog o vea alguna imagen y perciba que Viatges Tuareg pretende, mediante la participación en este maratón, alcanzar una especialización alta, superior, en el sector de viajes activos, sobrepasando la línea que marca el ser meros vendedores de productos de viajes para establecer un mayor nivel de asesoramiento personal en este tipo de experiencias.
Se trataría de dar una vuelta de tuerca más en la especialización de la propia agencia…
Muchas gracias, seguiremos tu aventura con interés. ¡Ánimo!
Gracias.
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