Tiene que dejarte de piedra (o acabar de fundirte) ir corriendo por el desierto y que, de repente, te vayan apareciendo nómadas bereberes y te digan: “Very happy tomorrow!”. Aunque imagino que más sorprendente debe ser para los bereberes ir andando por sus solitarias rutas de siempre y, de pronto, encontrarse con 850 personas… Tan sorprendente que intentan contactar con ellos soltando las tres primeras o, tal vez, las únicas palabras que saben en inglés, como si se tratara de extraterrestres.
Mientras tanto, entre los concursantes destaca sobre todo el compañerismo y, más que competir, los corredores se animan y apoyan unos a otros mientras atraviesan uno de los entornos naturales más hostiles del planeta. Por suerte, el día de ayer fue algo nublado, lo que les facilitó la carrera a todos.
Esto es lo que nos cuenta Pere en el correo que ayer logró enviarnos desde el campamento, al finalizar la primera jornada de nada menos que 33 km, 13 de los cuales transcurrieron por las altas dunas del Erg Chebi. Recorrido que él realizó en tan sólo 4 horas, 51 minutos y 3 segundos. De locura, vamos, aunque a mí me parece que, para él, lo más difícil fue intentar escribirnos desde un ordenador… ¡con teclado “antiarena”!
Hoy la carrera continúa. A las 9 en punto de la mañana (las 11.00 según la hora española) han iniciado los 38 km que conforman la segunda etapa, algo más larga pero con menos dunas. Podéis seguir el avance de Pere en el RaceTraker. ¡Yo personalmente no puedo despegar los ojos de la pantalla!
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