Nuestro viaje a Namibia con J.C. Casado nos brinda la oportunidad de transitar por paisajes inalterados por la huella del hombre donde los animales salvajes viven en condiciones ideales, y los cielos están limpios de todo tipo de contaminación lumínica, tan habitual en nuestras ciudades de origen. Quedan pocos parajes en la Tierra con esta doble condición, naturaleza salvaje y una atmósfera de gran pureza.
Desde antaño que el hombre siente una irrefrenable fascinación por comprender los cuerpos celestes. En cierta forma durante el viaje a Namibia emularemos la vida de nuestros antepasados, cazando de día animales salvajes (con nuestra cámara), comentando la jornada alrededor de una hoguera al atardecer y admirando el firmamento repleto de estrellas en plena noche. Así era la vida aquí hace miles de años. Una buena prueba de ello son los restos de pinturas prehistóricas descubiertas por el explorador alemán Reinhard Maack en 1918. Los ancestros de los actuales bosquimanos dejaron en la roca inmortalizados los animales de su entorno cotidiano, en escenas de una gran belleza plástica que a día de hoy seguimos admirando.
Vamos a poder gozar de la observación de los astros y galaxias acompañados de un experto astrónomo y fotógrafo, J.C. Casado, que de una manera comprensible y amena nos hará partícipes de sus amplios conocimientos. Los afortunados que viajen con él recibirán de primera mano una serie de excelentes sesiones sobre técnica fotográfica.
De día bajaremos a la tierra, para atravesar grandes extensiones dominadas por la vida salvaje africana. Y paisajes de dunas en los desiertos más antiguos de nuestro planeta. Entre el día y la noche, la mezcla de los últimos rayos del astro rey acariciando las dunas rojizas en Namibia nos ofrecerán un espectáculo colosal.
Una de las visitas más extraordinarias del viaje la realizaremos en el conocido Parque Nacional de Etosha, transitando por sus planicies y paisajes semiáridos tan característicos. Parque Nacional desde 1907 y con una superficie actual de más de 22.000 km cuadrados Etosha alberga 114 especies de mamíferos, 340 de pájaros y 110 especies de reptiles. La mayor parte del parque está dominada por el Etosha Pan, un antiguo lago alimentado por las aguas del río Kunene y parte de la cuenca del Kalahari. La mejor época para visitar el parque es desde mayo a septiembre, cuando es más fácil avistar antílopes, elefantes, jirafas, rinocerontes o leones. Si nos acompaña la suerte también podremos ver algunos guepardos e, incluso, pasarán delante de nuestro objetivo alguno de los escurridizos leopardos. ¡Hay que estar con las cámaras bien atentos!
Recorreremos el Parque Nacional de Etosha en safaris adaptados para poder aprovechar las horas de mejor luz y visitando distintas zonas de la reserva. Etosha es famosa por sus ‘waterholes’ iluminados a los que acuden a beber los animales y que constituyen un magnífico punto de observación de su rica fauna.
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