El archipiélago de Svalbard representa el territorio europeo más septentrional que puede alcanzar una expedición no profesional. Fiordos, glaciares y una abundante vida salvaje –osos polares, morsas, aves migratorias…- se muestran al visitante durante el corto verano Polar. Esta tierra fascinante, en el remoto norte europeo, se abre al visitante en el corto verano polar.
Dado que no existen carreteras, el barco sigue siendo la alternativa más razonable para descubrir la isla cuyo extremo septentrional, sobre los 80º Norte, se encuentra a poco más de 800 km del Polo Norte.
En la isla de Spitsbergen se encuentra el aeropuerto y el centro administrativo de Longyearbyen. Esta localidad es el lugar de origen de las diferentes rutas que recorren el archipiélago.
Si dejamos de lado los carísimos (y algo extravagantes) viajes en Rompehielos y los Cruceros en barcos de más de 200 pasajeros –viajes de una calidad indiscutible, pero en los que es difícil que la experiencia polar pueda considerarse personal-, nos encontramos con dos posibilidades básicas de viaje: Los Cruceros de Expedición y los Moto-veleros acondicionados para la navegación Polar.
Barcos acondicionados para la navegación polar con una capacidad que oscila entre los 100-150 pasajeros. Este limitado número de pasajeros, permite organizar los desembarques de una sola vez, sin necesidad de recurrir a los antipáticos “turnos”, a la vez que la presencia de varios guías posibilita excursiones con diferentes niveles de exigencia física.
Embarcaciones a vela y motor de varios mástiles reforzadas para la navegación en el ártico, con una capacidad entre 20 y 40 pasajeros. Navegar a vela por estas latitudes es una experiencia única; su tamaño y maniobrabilidad le permiten acceder a lugares prohibidos a embarcaciones de mayor tamaño y facilitan una experiencia más personal.
El s/v Rembrandt van Rijn fue construido en 1947 como un navio pesquero de arenques y fue remodelado como una goleta de pasajeros de tres mástiles en 1994.
Si no se dan unas condiciones meteorológicas adversas, suele desembarcarse a tierra una o dos veces al día. Salvo que nos encontremos en un puerto, el desembarque se efectúa mediante un bote neumático. Las excursiones son variadas: desde una caminata de aproximación a un glaciar, a un sencillo paseo por la playa donde se encuentran unos restos históricos.
Al desembarcar el guía que nos acompaña siempre lleva un fusil. La amenaza de los osos es real
Por la mañana el tour-leader comenta las excursiones previstas durante el día; todas están guiadas ya que no se puede deambular en solitario por la isla; la amenaza de los osos es real, y deben seguirse siempre las normas de seguridad.
A bordo y durante el tiempo libre se organizan charlas sobre el medio ambiente y la exploración polar verdaderamente interesantes.
Las áreas de visita en Spitsbergen están determinadas por la presencia de hielo (o del pack-ice, la gran masa de hielo perpetuo) alrededor del litoral. En el mes de junio la temperatura media oscila entre los 2 y los 6 ºC, llegando a su punto más alto en julio y descendiendo a medida que se acerca el otoño. A principios de septiembre se sitúan entre los 0 y los 4º C
El hielo es abundante y la nieve está todavía dura. El sol apenas se pone y los paisajes cubiertos de blanco son impresionantes. La navegación se concentra en el Norte y el litoral oeste, ya que el Pack Ice suele impedir el acceso al oeste de la isla
A medida que avanza el verano, la nieve se deshace y aparece la tundra ártica. Diversos cruceros tienen como objetivo la circunnavegación de la isla, alcanzando la remota costa este en un momento en el que el hielo polar está en su mínimo.
Los Cruceros de Expedición todavía pueden navegar por el norte de la isla, pero los veleros limitan la navegación al litoral central y prolongan el tiempo dedicado a las excursiones en tierra. La especial luz de esta estación hace las delicias de los aficionados a la fotografía.
La población de osos polares en Spitsbergen es considerable, y la probabilidad de ver varios ejemplares durante la ruta es alta. Raro es el viaje en el que no nos encontramos con al menos una pareja. Son habituales los encuentros con otros mamíferos como las morsas, zorros árticos, caribús o ballenas beluga. Los aficionados a la ornitología tienen aquí uno de sus paraísos: Aves migratorias que pasan en estas latitudes el verano y a las que podremos acercarnos tanto como ellas nos permitan. Descubrir sus nidos en los acantilados supone una experiencia inolvidable.
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Navegar por estas latitudes en un velero clásico supone una experiencia más personal que la que pueden ofrecer los Cruceros de Expedición, y una manera más participativa de descubrir los paisajes y la naturaleza del Ártico
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Los Cruceros de expedición permiten descubrir la naturaleza y la vida salvaje de estas islas, con un magnífico programa de excursiones guiadas por especialistas y un buen nivel de confort a bordo. Icebergs, glaciares y buenas oportunidades de observación de osos polares.
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