Viaje de prospección a Omán en noviembre.
Nuestro compañero Jordi se fue preparado para enfrentarse al gran desierto y volvió con una recomendación clara:
No os olvidéis el bikini y la toalla.
Ya veréis que viaje más chulo sale de esto.

El autobús del colegio llega a donde haga falta; igual que la electricidad y el agua. Ser omaní parece garantizar disponer de lo necesario para vivir (bien).

El “Dhow safari” es espectacular. Si le añadimos una noche en una playa desierta se convierte en una experiencia única. ¿Has pensado alguna vez acampar con la familia en una playa desierta?

A los wadis hay que entrar con el bañador y zapatillas acuáticas. Lo que empieza siendo un hilillo de agua se convierte en un impresionante desfilaledro.

Grandes dunas de arena que terminan abruptamente en las playas del Mar Arábigo.

Confort entre las dunas, piscina incluida. Bueno, ehhhh….. existe y es cómodo… no se nos ocurren muchas cosas a añadir.

Los omanís dominaron durante siglos las rutas comerciales del Índico. Hoy en día siguen construyendo de manera artesanal unos espectaculares Dhows de madera.

Una delicia omaní: remontar el cañón nadando.

Snorkeleando entre corales y peces de colores.

Un fiordo en el Golfo Pérsico. Aldeas de pescadores que viven de manera casi autosuficiente.

Vértigo en la pista al ascender y agua en el fondo del cañón.
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