Bienvenidos al País de las Maravillas

Oasis del desierto Occidental

Al oeste del Valle del Nilo se extiende el desierto de Líbia, uno de los grandes espacios deshabitados de nuestro planeta. Y entre la inmensidad del desierto aparecen las manchas verdes de los oasis, recientemente abiertos al visitante.

Uno de nuestros rincones preferidos del Sahara tanto por sus paisajes y restos arqueológicos como por su facilidad de acceso: Poco más de seis horas de carretera separan El Cairo del Oasis de Bahariya, la puerta de entrada a este mundo de prodigios.   

¿Qué nos espera allí?

Fantasmagóricas formaciones de cal que resplandecen las noches de luna, fuentes termales que surgen de la arena, fortalezas romanas que aún no han terminado de excavarse… así debió de sentirse Alicia al caer por la madriguera

Romanos en el Sahara

Castillos del desierto

En la frontera sur del imperio, Roma construyó imponentes fortalezas y un complejo sistema de canales para suministrar agua.  

El Desierto blanco

Un espacio inmenso donde aparecen extrañas formaciones calcáreas. Una invitación a perderse en un laberinto surrealista

Hospitalidad beduina

Jarras con agua fresca para el visitante en las calles de los oasis. La hospitalidad es una de los pilares de la sociedad beduina

El Gran Mar de arena

Cordones de dunas gigantes se extienden por 300 km. hasta la frontera Libia. Uno de los grandes espacios vacíos del planeta

Un viaje (relativamente) confortable

El desierto del Sahara alberga algunos de los paisajes más espectaculares de nuestro planeta pero llegar a esos fantásticos lugares requiere un cierto esfuerzo en tiempo y logística: vuelos domésticos convoyes de varios vehículos, jornadas de viaje por lugares sin demasiado interés. 

En el desierto egipcio esto es diferente: A poco más de seis horas por carretera de El Cairo nos encontramos ya en plena naturaleza, sin nadie alrededor, pero a poca distancia de pueblos donde encontrar alojamiento y otro tipo de facilidades (cobertura para el teléfono, por ejemplo).  Esto hace que el viaje al desierto egipcio sea más confortable y menos exigente que hacerlos a otros destinos del Sahara, a pesar de que el escenario sea igualmente espectacular. 

Y atención familias: tenerlo en cuenta si pensáis en viajar con vuestros hijos al desierto sin excesivas complicaciones

ALBERGUES LOCALES

A lo largo de la ruta encontramos albergues donde disponer de facilidades básicas (duchas, baño  cobertura para el móvil…) que convierten la ruta en asequible

ACAMPAR EN EL DESIERTO

Pasaremos algunas noches acampando en el desierto. (Una experiencia imprescindible!) Nuestro equipo local se ocupa de todo y facilita el material necesario

Concretamente, ¿dónde vamos?

El viaje se inicia en El Cairo.  Seiscientos km de asfalto nos separan del oasis de Bahariya, donde nos encontramos con nuestro equipo local y sus vehículos 4×4.  

La ruta a seguir depende de la estación y la duración del viaje, pero habitualmente incluye el Desierto Blanco, posiblemente el lugar más popular, la espectacular pista que bordeando el gran Mar de Arena nos lleva al oasis de Abu Minqar y la travesía hacia los remotos castillos romanos de Umm el Dabadib y Labaja. La carretera que discurre a través de los oasis mayores nos servirá de eje para cubrir las distancias más largas

El safari en 4×4 finaliza  en el oasis de Kharga, la principal población del área, desde donde nos dirigiremos a Luxor para tomar el vuelo de regreso a El Cairo  

Oasis del desierto occidental

Salidas de febrero a abril y de octubre a diciembre

El Oasis de Siwa

¿Dispones de algo más de tiempo? Con solo tres días adicionales puedes completar el viaje descubriendo el Oasis de Siwa.  Queda algo lejos y ( hasta que no abran la carretera que enlaza con los oasis) supone una ida y vuelta de 600 km por el mismo camino, pero nadie queda decepcionado con lo que allí encuentra.

Shali, la ciudad antigua

Construida en adobe, estuvo habitada hasta principios del siglo XX. Callejear entre sus muros de barro desnudos es un salto al pasado

Azul turquesa y sal

Afloraciones de agua salada de un azul irreal (producto del fondo blanco salino) donde flotar y nadar sin llegar nunca a hundirse

Explorando necrópolis

En la Montaña de los Muertos nos abren las tumbas para nosotros. Un privilegio impensable en las concurridas necrópolis del Valle del Nilo

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