«El Desierto es demasiado grande para que quepan las mentiras».
Así nos explicaba Brahim, nuestro guía Tuareg de 63 años, porqué en el desierto las cosas son diferentes. Brahim fué el GPS humano que guió nuestra expedición a Libia para ver en primera fila el Eclipse de Sol que tuvo lugar en el 2006.
Nuestra historia con las rutas saharianas es extensa y empieza a principios de los 80 cuando abrimos la agencia. Aquellas primeras rutas en 4×4 por Argelia y Marruecos fueron aumentando. Mauritania, Tunez, Niger, Egipto y años después el Chad, Sudán y Libia, completaban nuestra oferta de viajes al desierto del Sáhara.
Viajar al desierto es escapar de todo, incluso de las comodidades y del confort que estamos acostumbrados en nuestras vacaciones.
Para los amantes de la fotografía, conseguir capturar la salida y puesta del sol con sus cámaras, tornase uno de los objetivos del viaje, especialmente en invierno, cuando la luz se relfeja ccom mayor intensidad.
El Sáhara esconde sus tesoros milenarios bajo un manto de dunas que se mueven con el viento.
La sensación de estar rodeado de dunas en todas direcciones provoca una paz interior difícil de describir.
El contacto con la cultura Tuareg, sentados en la arena, a la luz de la hoguera y bajo un cielo infinito de estrellas.
Nuestras rutas nos llevan a lugares excepcionales, pero de difícil acceso, con lo que tenemos que estar preparados para viajar por el desierto en vehículos 4×4.
Dormir en el desierto y contemplar un espectáculo de estrellas incomparable. Si prestamos atención, podemos ver pasar la estación espacial internacional..
Desde las tribus nómadas de Mauritania hasta los tuaregs en el Hoggar. A pesar de ser uno de los territorios menos poblados del planeta, en el Sahara conviven multitud de etnias.
En una sociedad donde el regateo forma parte del día a día, visitar los mercados donde la gente local hace sus compras diarias se convierte en toda una experiencia. Colores, olores, gritos de animales y personas en un alboroto de tiendas improvisadas.
Orgullosos de su herencia, los tuaregs mentienen su cultura, su forma de vida y su lengua; el tamashek. Substituidos por vehículos 4×4 en los desplazamientos, los camellos todavía son un signo de riqueza entre las famílias tuareg.
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