Nacimos profesionalmente organizando viajes al desierto y, 40 años después, todavía nos sigue pareciendo uno de los espacios más hermosos del planeta.
Además de otras rutas, para esta Navidad os proponemos descubrir Argelia en la región del Tadrart con sus fascinantes laberintos de piedra y arena.
El Sahara no es un entorno lógico para nuestra mentalidad; allí no hay vida urbana y, por tanto, las leyes que rigen nuestro día a día no sirven. El viajero que busca el desierto lo hace para hacer un paréntesis de algo—sea la rutina, el estrés o la vida moderna en general. No busca comparaciones ni comodidades; anhela la simplicidad y la desconexión total.
Para estos viajeros, se diseñan estas rutas únicas que los llevan a sumergirse en la inmensidad del desierto. Viajar al Sahara engancha no sólo por sus paisajes imponentes y la serenidad que ofrece, sino porque permite al viajero reconectar con lo esencial, redescubrir la introspección y, en muchos casos, hallar un nuevo sentido de libertad.
En el desierto, el tiempo tiene otro ritmo, y la naturaleza en su estado más puro desafía y recompensa al viajero en igual medida. Es una experiencia que se graba en la memoria y en el corazón.
En Argelia, casi el 80% del territorio nacional está cubierto por el impresionante desierto del Sahara, hogar de algunos de los paisajes más deslumbrantes del Norte de África. La combinación única de arena y rocas que rodea el macizo del Hoggar crea una experiencia visual incomparable. El oasis de Djanet, habitado por la tribu Kel Ajjer del pueblo Tuareg, nos permite sumergirnos en sus fascinantes costumbres durante nuestro viaje.
En cuanto a la seguridad, la región que exploramos, entre Djanet y el Tadrart, es posiblemente la más pintoresca y cumple con los estándares de seguridad establecidos.
El Tadrart es toda una demostración de como el paisaje está en eterna construcción.
Con el transcurso del tiempo y la influencia del viento, la arena se va depositando en la base de las formaciones rocosas. De manera gradual, este proceso esculpe rincones de una belleza extraordinaria que resulta difícil de describir. Se forman dunas de arena roja y un cañón impresionante donde emergen formas caprichosas, esculpidas en piedra, junto a fuentes de agua cristalina.
Una gigantesca fractura divide la meseta del Tassili N’Ajjer. Esta es la puerta que tienen las arenas del Sahara para penetrar en la región del Tadrart. Espectaculares arcos de piedra, austeras mesetas que surgen de gargantas impensables.
Del Hoggar hacia el norte se levanta el macizo del Tefedest, combinación de cimas de casi 2000 metros con ‘oueds’ arenosos.
Recorreremos todo el contorno del macizo hasta su extremo norte en el Djebel Garet el Djenoun.
El Sahara no es sólo grandes extensiones de arena; al norte de Tamanrasset se alza el macizo del Hoggar en el que destaca el Mt. Tahat con sus 3003 metros de altura, una de las cimas más altas del Sahara. Hacia el norte se levanta el macizo granítico del Tefedest. Recorreremos todo el contorno del macizo hasta su extremo norte en el Djebel Garet el Djenoun. La vertiente oeste (Tefedest blanco) y la este (Tefedest negro) nos esperan.
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