Icebergs, glaciares, bases de investigación científica, pingüinos… Cómo si fuera la trágica expedición de Ernest Shackelton, el super-héroe antártico, al Polo Sur. Lo que imaginamos es cierto, existe y hay viajes que permiten experimentarlo. A continuación siguen algunos apuntes sacados de nuestro cuaderno de viaje a la Antártida con un crucero de expedición.
La cola de una ballena que se sumerge en las frías aguas
A veces desde el barco se divisa un grupo de ballenas nadando alrededor. Hay que estar atento; en un instante se improvisa una excursión en bote que nos permite navegar a su lado. El momento en que el animal se arquea y sumerge la cola es mágico. Febrero y marzo suelen ser los mejores meses para su observación.
La nieve en la Antártida
Ya en tierra, el equipo de guías organiza diferentes excursiones. Algunas son simples paseos por la playa, y otras son más exigentes. La abundancia de nieve y la ausencia de caminos son los factores que convierten una sencilla caminata a la cima de una loma cercana en toda una aventura excitante.
El bote neumático o Zodiac es lo más práctico
Viajamos y vivimos en un barco equipado con todo lo necesario para un crucero por la Antártida, pero necesitamos las zodiacs para desembarcar. Abordarlas y saltar a tierra son la principales dificultades que presenta un viaje a la costa en la Antártida; la goma resbala, el agua salpica y el viento se deja notar. Las excursiones en zodiac entre bloques de hielo azul son algo extraordinario que no se olvida.
El puente de mando del buque
Un entretenimiento de lujo: sentarse al lado de los oficiales en el puente de mando y ver como se gobierna la nave: Cartas náuticas, partes meteorológicos radio-transmisiones…
Estamos en el fin del mundo, la Antártida
Cuando el cielo se vuelve gris y lo mineral predomina sobre cualquier otro elemento, el paisaje se vuelve inquietante. Hay lugares que parecen el escenario que describe Cormac McCarthy en su libro “La Carretera”.
Icebergs
Lo que enseguida se aprende: No es lo mismo el mar helado (pack ice) que los grandes bloques de hielo que se desprenden de los glaciares formando los icebergs. Con algo de suerte y acercándonos con la zodiac, a veces es posible desembarcar sobre uno de ellos y pisar su dura superficie helada.
Los pingüinos
Un apunte de Ciencias Naturales: En el Ártico hay osos polares y en la Antártida, pingüinos. Muchos, muchísimos formando enormes colonias. No temen al hombre y dejan que nos acerquemos a la colonia. Su inconfundible olor permanece en nuestra nariz incluso terminado el viaje.
Nos encontramos por lo tanto ante una expedición que es mucho más que un viaje al Polo Sur; Es una experiencia vital, algo que no olvidaremos jamás y que merece, por lo menos, vivirlo una vez en la vida. Si quieres venir con nosotros en nuestra próxima expedición a la Antártida, consulta más información. No pierdas el tiempo, ¡las plazas son limitadas! Si necesitas más información antes de decidirte a explorar el Polo Sur, consulta nuestra guía para viajar a la Antártida.