Viajar al desierto es siempre una experiencia única, pero con algo de información adicional podemos escoger más fácilmente la época del año que más se ajuste a lo que esperamos de un viaje de travesía por el desierto del Sáhara.
Nacimos profesionalmente recorriendo Argelia en 4×4 y años después todavía nos sigue pareciendo uno de los lugares más hermosos del planeta.
En este post queremos dar algunas explicaciones para poder escoger la mejor época del año para viajar a Argelia, los pros y los contras de un viaje al desierto del Sáhara en todas las épocas del año. En las zonas costeras, las temperaturas son moderadas y pueden visitarse cómodamente durante todo el año.
La combinación de piedra y arena que se encuentra alrededor del macizo del Hoggar es difícilmente comparable a nada que hayamos poder visto anteriormente, sea cual sea la época del año. En invierno los días más cortos nos brindan espectáculos de luz incomparables; en otoño, podemos ser sorprendidos por la lluvia; en primavera, los días largos y las noches templadas nos permiten aprovechar todas las horas del viaje.
Casi el 80% del territorio de Argelia está ocupado por el desierto, y aquí se encuentran algunos de los paisajes más hermosos de todo el Sáhara.
Exceptuando el verano, donde las temperaturas pueden superar fácilmente los 50 grados durante el día, es posible viajar al desierto de Argelia desde el mes de septiembre hasta el mes de mayo.
Con ocasión de la celebración del Ramadan, el humor de nuestros guías y choferes acompañantes se puede ver afectado en lo que respecta al mal humor durante el día al no poder comer y en la celebración, por la noche, después de todo el día de ayunas.
Es posible viajar al desierto de Argelia en septiembre, pero en octubre las temperaturas son mucho más soportables durante el día, con lo que iniciamos nuestra rutas en este mes.
Después del verano, donde las temperaturas infernales hacen intransitables las rutas de turismo en el sáhara, es posible encontrarnos dunas «vírgenes». Una vez pasados los calores del verano, poco a poco el desierto recobra su vida a la vez que sus visitantes.
Para hacernos una analogía, transitar con nuestros 4×4 por dunas intocadas sería lo que al esquí, descender una montaña con nieve virgen recién caída.
En el desierto de Argelia la media de precipitaciones es tan baja que apenas llueve un par de días al año. Si viajamos al desierto en otoño es más probable encontrarnos con un «desierto verde». Las semillas enterradas durante meses y meses en la arena florecen a la vez espontaneamente con la llegada de la lluvia. Las dunas tienen una tonalidad verde adquirida de pequeños brotes de hierba recien nacida y los wadis recobran el color de su vegetación.
Tradicionalmente, diciembre es uno de los meses más secos del año favoreciendo la contemplación del cielo nocturno, un espectáculo único por el que vale la pena viajar al desierto de Argelia. Durante el puente de diciembre y aprovechando que las temperaturas lo permiten, la mayoría de las noches se duerme en vivacs sin ninguna infraestructura fija.
Los días son cada vez más cortos y para aprovechar al máximo las horas del día, es importante la colaboración de los viajeros en las tareas de montaje y desmontaje del campamento así como en la carga y descarga de los vehículos.
Viajar a Argelia en el puente de diciembre, ideal para los amantes de la astronomía y observación de estrellas.
En invierno el contraste de temperaturas entre el calor del día y el frío de la noche se hace mucho más evidente. Durante estos meses los días son más cortos y las noches más largas. El calor del fuego en el campamento y la relación que tengamos con nuestros choferes y guías acompañantes se vuelve una parte muy importante del viaje.
Debido a la posición de la tierra respecto al sol y a la incidencia de la atmósfera en como vemos el cielo, durante el invierno la salida y la puesta del sol adquieren dimensiones incomparables.
Con los días más cortos, la posibilidad de contemplar y tomar imágenes de ambos acontecimientos (todos los días) se vuelve uno de los objetivos del viaje para los amantes de la fotografía.
El Sáhara no es un entorno lógico para lo que se entiende como unas vacaciones navideñas; allí no hay vida urbana; por tanto no sirven las leyes que rigen y ordenan la Navidad en nuestra Europa. El viajero buscando desierto durante las fechas de navidad es porque busca hacer un paréntesis.
Desde la década de los 80, cuando pasamos nuestro primer final de año en el Sáhara Argelino, intentamos compartir con vosotros esta experiencia.
Vivir la experiencia de celebrar la virada del año en el medio de la nada es única. Uvas improvisadas, campanadas con cacerolas y música Tuareg al vivo pueden tornar esta fiesta inolvidable.
Las rutas adaptadas para celebrar la navidad en casa y el fin de año en el desierto suelen ser un poco más cortas, con especial foco en adentrarnos en el desierto para celebrar el fin de año en algun lugar apartado lejos de las rutas habituales.
Quizás la mejor época del año para viajar al Sáhara en lo que se refiere a las temperaturas. Los días son cada vez más largos con temperaturas soportables y las noches cada vez más cortas con temperaturas agradables. En esta época del año resulta muy agradable efectuar paseos nocturnos y dormir bajo un cielo infinito de estrellas.
Conocer lo que es una tormenta de arena es más probable en esta época del año. Durante la primavera los vientos barren el Hoggar y existe la posibilidad de que nuestra ruta se vea afectada por este fenómeno. La ubicación de nuestro campamento, así como nuestra ruta puede verse afectada por la incidencia de vientos.
En primavera las gueltas están llenas de agua y es posible refrescarnos en algunas de ellas.
Al igual que en Navidad, el viajero que busca un parentesis y puede aprovechar el periodo de vacaciones de semana santa es el que suele venir con nosotros a Argelia. En semana santa, después de superar la cuesta de enero, e inmersos en el trabajo del día a día, viajar una semana por el desierto, lejos de todo y de todos, puede ser el mejor remedio para el estrés.
En nuestra ruta por Argelia en Semana Santa visitamos el Tadrart, una demostración de como el paisaje está en eterna construcción. Roca y arena se combinan para crear laberintos en los que descubriremos muestras de arte rupestre y fuentes de agua cristalina
Ver nuestro artículo Sáhara para más información sobre nuestras rutas saharianas.
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