El Sultán Kabush tiene una altísima consideración entre el pueblo omaní. Su imagen está por todas partes, su lujoso yate amarrado en el puerto de Muscat, y la preocupación por su salud (y su sucesión) es general.
La realidad en Omán, parece a veces sacada de un cuento de las Mil y una Noches.
El Sultanato de Omán, abierto recientemente al visitante, nos sorprenderá por sus contrastes. El paisaje desértico de dunas y montañas queda interrumpido por tranquilas playas, ríos y oasis con una densa vegetación. Las construcciones tradicionales de adobe comparten espacio con antiguas fortalezas y el lujo oriental, en pueblos y ciudades. La nota de color, la ponen los diferentes mercados que encontraremos a lo largo de toda la ruta.
Oasis entre palmerales, fértiles valles, profundos cañones y poblados construidos en adobe decoran la cadena montañosa del Hajjar.
Enormes dunas que llegan hasta el océano para fundirse con las playas. El color de las dunas cambia según la zona y la hora del día.