Por su extrema latitud, una ruta por Alaska es siempre una aventura. Cuando abandonamos Anchorage, la capital, nos adentramos en plena naturaleza. Aquí el asfalto deja en muchas ocasiones el terreno a las pistas de tierra (aunque en excelentes condiciones la mayoría de ellas) y los recursos escasean.
Viajar por Alaska con un guía es, sin duda, la mejor manera de conocer este remoto estado.