Cuando nos citan el nombre de algunos de los países del Golfo Pérsico seguramente que la última cosa que nos viene a la mente es la palabra fiordo. Eso sucede exactamente al mencionar el país de Omán, un sultanato que pasa por ser uno de los países más amables de la zona, y que cuenta en el extremo norte con el conocido Estrecho de Ormuz.
Ajena al constante paso de petroleros allí se sitúa la península de Musandam, con un paisaje extraordinario de montañas que entran y salen del mar configurando bellos fiordos de aguas encalmadas ideales para remar en kayak. Aquí no encontrarás casitas rojas y manchas de nieve sobre una alfombra verde. En la barrera entre el Golfo de Omán y el Golfo Pérsico predominan las cimas áridas con valles en cuyo meridiano las palmeras y la vegetación buscan con empeño los caminos de agua dulce.
Navegar en kayak de mar buscando playas desiertas y calas recónditas es una gran experiencia para conocer la zona, visitando pueblecitos de pescadores que se ganan la vida humildemente en estas ricas aguas. Observar rayas que nadan justo bajo la superficie de las transparentes aguas, tortugas verdes y alegres delfines asomándose a respirar, admirar los fondos coralinos de la Isla de Sham, penetrar en cuevas abiertas al mar que parecen santuarios, o atravesar la estela que dejan atrás los simpáticos pescadores de la zona; en la península de Musandam las experiencias emocionantes se multiplican.
Sentados en lo alto de alguna de las montañas cercanas podemos despedir al astro rey en su baño diario en las cálidas aguas del sultanato de Omán en Oriente Medio.
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