Benín, un pequeño país de África occidental abierto al golfo de Guinea por su extremo meridional, un mosaico étnico que conserva tradiciones e idiomas autóctonos pese a los efectos de la colonización francesa. Benín es un lugar anclado en el tiempo y muy poco explotado turísticamente; con una dura historia de esclavitud a sus espaldas y un largo camino hacia el desarrollo. Además, es la cuna del vudú.
Las raíces del culto vudú se encuentran en este pequeño país y desde aquí se extendió por todo el mundo debido a la trata de esclavos, al norte y al sur de América y los caribeños donde ha encontrado sus propias interpretaciones.
El término vudú proviene de una rama del “animismo” cuyo significado es “espíritu” en la lengua Fon y Ewe. y en el que se afirma que todos y cada uno de nosotros y las cosas que nos rodean hay espíritus y fuerzas , las cuales, algunas nos protegen y otras nos dañan.
Se considera que Ouidah es el lugar de nacimiento del vudú, una religión más a menudo llamada «vodun» en el oeste de África, con una jerarquía de deidades y espíritus de la naturaleza tribal, que abarca prácticas mágicas y remedios curativos considerados divinos.
Los numerosos actos rituales del culto siguen siendo una parte inherente de la vida cotidiana en Benin: proporcionan curación y mantienen el equilibrio en la sociedad. Es un mundo místico de sacerdotes, curanderos y magos, que explica el culto a los antepasados y los rituales de sacrificio.
El vudú ha sufrido numerosas modificaciones a través del tiempo, pues es posible encontrar distintas variaciones. Tal es el caso de la santería en Cuba y en República Dominicana la macumba, así como el candomblé, la umbanda y kimbanda, las cuales se practican principalmente en Brasil. Estas evoluciones del vudú se produjeron cuando esclavos provenientes de África llegaron al nuevo continente y continuaron sus prácticas, enriqueciéndolas con nuevos elementos.
⇒ Más información de nuestro viaje a Benín con salida el 26 de diciembre